Enfermeras invisibles que cambiaron la historia de iberoamérica

La historia de la salud pública y la humanidad está llena de capítulos poco conocidos, a menudo protagonizados por mujeres que, a pesar de transformar comunidades enteras permanecen en el anonimato. Este proyecto nace para rescatar y difundir las historias de estas mujeres que dedicaron sus vidas al cuidado y a la justicia social.

La enfermería, más allá de ser un oficio, se revela como un motor de cambio social, y en muchos casos, un acto de resistencia. A continuación, presentamos a tres de esas “Enfermeras Invisibles” que dejaron una huella imborrable en la historia.

Elsbeth Kasser – La enfermería como arte y refugio

Esta mujer está asociada al campo de internamiento de Gurs, en Francia, donde miles de refugiados, muchos de ellos mujeres y niños, sobrevivían en condiciones extremas durante la Segunda Guerra Mundial.

Kasser no se limitó a brindar cuidados médicos: llevó el arte, la música y la expresión creativa al corazón del sufrimiento. Creó talleres de pintura y bordado, y fomentó la esperanza  y la resiliencia en un entorno marcado por el miedo y la pérdida.

Juana Daisy Berdayes Martínez – La voz académica de la enfermería cubana


Se convirtió en un referente indiscutible de la profesionalización de la enfermería. Fue la primera decana de la Facultad de Enfermería y responsable de impulsar el primer programa de doctorado en esta disciplina en el país.

Su visión trascendió las aulas: defendió que una enfermera debía tener la misma formación científica, capacidad de liderazgo y reconocimiento institucional que cualquier otro profesional de la salud. Juana luchó contra estigmas y estereotipos y abrió caminos para que las nuevas generaciones de enfermeras cubanas pudieran ocupar puestos de investigación, gestión y docencia de alto nivel.

Refugio Esteves Reyes – La enfermera del tren hospital de la Revolución Mexicana

En un contexto marcado por la escasez de recursos, el peligro constante y la movilidad forzada, Esteves Reyes representó la competencia histórica y de resistencia de la enfermería: improvisar, cuidar y salvar vidas en medio del caos.

Su labor no solo fue sanitaria, sino también logística y emocional. Supervisó suministros, organizó evacuaciones y ofreció palabras de aliento a quienes lo habían perdido todo. Su figura encarna a tantas mujeres que, sin uniformes blancos ni consultorios, hicieron de la enfermería un escudo frente a la violencia y la enfermedad.

¿Por qué recuperar estas historias?

El libro de enfermeras invisibles de iberoamérica y Caribe no es solo una recopilación de biografías; es un acto de justicia histórica. Estas narraciones muestran que la enfermería no es un papel secundario en la historia de la salud, sino un pilar fundamental en la construcción de sociedades más justas y humanas.

En tiempos donde la salud global enfrenta retos inéditos, recordar a figuras como Kasser, Berdayes y Esteves Reyes nos invita a repensar el valor de los cuidados, la formación integral y la valentía profesional.

Darles voz y espacio en el presente no solo honra su memoria: inspira a las enfermeras y enfermeros actuales a seguir transformando realidades, a menudo de forma silenciosa, pero siempre decisiva.

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